CABALLOS DE FUERZA.

Obra de arte contemporáneo que surge como estrategia para desarrollar una práctica artística con un mínimo de infraestructura y al mismo tiempo explotar el máximo potencial reflexivo (lo que Duchamp consideraba como el coeficiente artístico). Caballos de fuerza se trata de una obra – acción: cortar cada billete posible (papel moneda) para luego ponerlo en circulación. El pequeño troquel, también llamado saca bocado, tiene la forma de un caballo. Una vez troquelado el billete, la siguiente acción consiste en anotar el número de serie del billete en una libreta, ya que cada billete tiene un número distintivo único; una vez realizado esto, el billete es utilizado, naturalmente, para lo que fue diseñado. De esta manera, el billete circula de mano en mano y se inserta en el flujo del cotidiano (lo que Meireles consideraba como los circuitos ideológicos). Para el artista, esta obra es parte de una reflexión en torno a las dinámicas del trabajo y la generación de valor a partir del trabajo humano, de ahí el nombre Caballos de fuerza, el que fue pensado en alusión a el término Horse Power, utilizado en la industria. Por último, es significativo señalar que los billetes usualmente tienen imágenes de animales simbólicos, tales como el pudú, el águila, el cóndor, entre otros. El caballo troquelado, pasa a ser una pieza gráfica-objetual más dentro de los múltiples códigos inscritos en este dispositivo de intercambio que conocemos como papel moneda.

Nicolás Labadía, 1985, Santiago de Chile. A lo largo de su quehacer artístico ha trabajado recurrentemente lo que él ha denominado como un “arte para llevar”, primando el pequeño formato y una relación vernácula con el entorno. Esto se ha traducido en la realización obras a partir del hallazgo y la relación con el entorno. Desde esta línea de acción, el proceso creativo de este artista se ha concentrado, actualmente, en los mecanismos que hay detrás de lo que podemos percibir como obra artística, enfocándose en la metodología y su relación con el entorno y las personas. En este sentido, si en sus primeras obras el artista produjo arte objetual de pequeño formato, ahora la obra se ha reducido derechamente a la desmaterialización de un cuerpo de obra. Es así como la obra Caballos de fuerza (2014 a la fecha) o La liberación del artista y el retiro del aura artística de un objeto (2015), viven dentro de lo real, cuan proceso de inmersión, como dispositivos poéticos, visuales y reflexivos. Estas obras no pretenden separarse de la realidad, sino por el contrario, generar un intersticio en el espacio-tiempo (que es un continuo devenir), circulando, desde los presupuestos del arte, su historia, y sus posibilidades de incidir y co-existir entre tantos otros artilugios humanos y sus espacios demarcados.