Bestiario de animales inexistentes:

«Hay un animalejo en esta tierra que […] es todo armado de conchas, es del tamaño de un conejo; las conchas con que está armado parecen pedazos de cascos de calabazas» Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, edición de Ángel María Garibay, México: Porrúa, lib. XI, cap. IV, p. 626.

Cuando regresaron de América, los primeros exploradores europeos se llevaron consigo muchas maravillas, entre ellas, las primeras noticias de animales que nunca antes habían sido vistos en su continente, como en el caso del animal anteriormente descrito en la cita de Fray Bernardino de Sahagún. Aún es posible hacer el ejercicio mental de imaginar la apariencia de esa criatura, tal como lo harían los europeos del siglo XVI, desprovistos, como estaban, de Google Images. El mundo en el que fueron escritas estas descripciones era un mundo basado en textos, y como tal operaba de forma distinta del nuestro que es fundamentalmente audiovisual. Su universo estaba sujeto a las peculiaridades de la información escrita, que (a diferencia de la fotográfica) ofrece la posibilidad de un sinnúmero de interpretaciones visuales de un mismo texto, por lo que no es del todo inconcebible que, en un momento dado, en Europa hubiera tantas imágenes mentales del armadillo como había lectores de Fray Bernardino de Sahagún.

Esta multiplicidad de imaginarios es central para el proceso de creación de este bestiario, que efectivamente comenzó como un intento de explorar el asombro de los viajeros del siglo XVI. Pero sería inocente pensar que imágenes como estas pulularon en las cabezas de las personas únicamente en ese momento: el fenómeno debe ser al menos tan antiguo como la capacidad humana de contar historias. Por esto, el enfoque del proyecto ha ido expandiéndose. Abarcando otras épocas, y enriqueciéndose con ello, y es que no pocas veces la lectura de estas descripciones revela más acerca de la visión de mundo del autor y su tiempo que de los animales en sí, surgió un interés por explorar manifestaciones similares en otros contextos intelectuales.  Se escogió el formato del libro como vía para mostrar este abanico de descripciones, que puestas en perspectiva revelan algunos aspectos del desarrollo intelectual de Occidente.

El Bestiario de animales inexistentes es un proyecto constituido por dos elementos. Por un lado, está la búsqueda de descripciones de animales a lo largo de la historia, por el otro está la reinterpretación gráfica de dichas descripciones. El proyecto es, pues, una colaboración entre María del Mar Gámiz y Mateo Pizarro. El ejercicio es el siguiente: María del Mar selecciona las diferentes descripciones de animales, y les quita los nombres de los animales ahí referidos. Así pues, sin saber exactamente de qué bestia se trata, Mateo dibuja a partir de las descripciones. Por ahora se han completado tres capítulos: uno que se basa en fuentes grecorromanas antiguas, otro que se basa en crónicas del nuevo mundo, y otro que parte de los textos de naturalistas de hasta comienzos el siglo XIX. Todavía faltan otros 4 capítulos.