Eva Hesse y el dibujo como técnica principal.
23/10/2015«LA FIESTA DE LAS BALAS» de Enrique Ježik, 2011.
26/10/2015TRADUCIR EN ACCIÓN: DIBUJO EN PROCESO. UN TEXTO DE SOFÍA CARRILLO Y PEDRO ORTÍZ ANTORANZ
La investigación artística, por naturaleza ecléctica, híbrida y mudable, produce con frecuencia conocimientos bien fundamentados y culturalmente relevantes. En palabras de Graeme Sullivan en su libro Art Practice as Research (Sullivan, 2010, p.97):
“It can also be argued that the process of making art and interpreting art adds to our understanding as new ideas are presented that help us see in new ways. These creative insights have the potential to transform our understanding by expanding the various descriptive, explanatory, and immersive systems of knowledge that frame individual and community awareness.»
En el carácter de la investigación artística está aceptar que el conocimiento y la comprensión cambian continuamente; que lo ángulos con que se aborda un problema son innumerables y arrojan distintas lecturas sobre el mismo – a menudo contradictorias o paradójicas-; que la subjetividad es inseparable del conocimiento, de tal manera que sin ella no podemos alcanzar entendimiento alguno sobre el mundo que nos rodea, ya ni se diga sobre nosotros mismos. Sullivan continúa:
“My argument is that to appreciate how visual arts contributes to human understanding, there is a need to locate artistic research within the theories and practices that surround art making. It is from this central site of creative practice that other forms of inquiry emerge, such as critical and philosophical analysis, historical and cultural commentary, and educational experience. This notion is a far cry from the stereotype that sees art experience as a warm, fuzzy, and essentially privatematter”
La aproximación a las prácticas artísticas durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI, ha volteado a ver los procesos de conceptualización y producción antes que al objeto como un fin o producto destinado a entrar en el circuito de intercambio cultural. De forma que éste último, afín al proceso por su naturaleza sistémica, se ha convertido también en medio y campo discursivo para las prácticas artísticas. Esta tendencia, pone en duda la tradición de la historia del arte por dividir las prácticas en disciplinas, escuelas, o su estudio en épocas y estilos permitiendo que los lenguajes artísticos desborden las etiquetas y territorios.
Parece un poco contradictorio usar entonces la categoría de “dibujo” en el título de una exposición que no es esencialmente sobre dibujo como objeto, sino como acción o estructura que puede entreverarse con el lenguaje y las prácticas del arte en un sentido más amplio. Si lo hacemos, es para alimentar la reflexión sobre la praxis, sobre el dibujar como una acción que denota transición, traducción, mediación. Traducir en acción: dibujo en proceso, habla entonces de dibujar y ya no de dibujo. Al problematizar la práctica o medio desde el “hacer», exploramos nuevamente su facultad lingüística como proceso de descripción, reflexión, proyección, abstracción y síntesis desarrollado para aprehender el mundo, codificar la realidad, y manifestar lo intraducible. La naturaleza del acto de dibujar radica también en la capacidad de mirar y sintetizar para después proyectar. Si deja de haber un objeto y nos abocamos al hacer, entonces ¿no quedaría la idea de origen o fin difusa? Si todo se observa desde el proceso, ¿no queda entonces el tiempo y el momento entrelazados?
Podríamos pensar en ese estado procesual o estructural del dibujo como un pasaje introspectivo, de taller, casi solitario; en este sentido, el dibujar se vuelve un medio de experimentación e investigación que puede incidir o transitar en el cuerpo, el espacio, el tiempo, la narración, y ser relevante para otras prácticas.
En esta curaduría hacemos notar que los momentos de abstracción y diagramación del “hacer”, pueden ser también procesos colectivos. Entendidos los agentes de este dibujo, y al dibujo mismo como sistema que puede construir una dimensión social, un diálogo, una interrelación en lo cotidiano. La construcción colectiva del proceso de dibujar abre la puerta a la viabilidad de una acción plural de traducción simbólica mediante un sistema gráfico sintético. Esta pluralidad no se refiere sólo a los agentes que intervienen en su ejecución, sino también aquellos que participan en distintos modos de mediación y recepción del mismo, es decir, nos permitimos entender la visualización como un acto de traducción en consenso.
La curaduría de Traducir en acción: dibujo en proceso propone una selección de proyectos donde los límites materiales del dibujo se desbordan y entrelazan con otras prácticas como la experimentación sonora, la instalación o escultórica, las prácticas con comunidad específica o las performáticas recuperando una dimensión primaria de representación a partir del estar o habitar el espacio. Este último punto se vuelve una línea importante para esta muestra. Esa función arcaica del dibujo integrado a las prácticas mágico-rituales, actualizada en aquellas expresiones en las que el cuerpo se inscribe en lo espacio temporal con la intensidad que lo distingue, para demarcar involuntaria o voluntariamente su lugar, aquel que habita, ocupa y vivencia, o al que da contorno y acompaña, mediante un dibujo que acontece.
El “traducir” del título de la muestra es aquí una metáfora de la traducción entre prácticas artísticas; fuertes discusiones sobre el uso de una práctica literaria en las artes visuales no han definido si esta operación es enteramente viable. Este tránsito de la traducción de un medio o práctica hacia un territorio compartido con otros lenguajes artísticos, es un campo transcreación. En esta traducción en proceso, es probable que el mensaje “original” se distorsione o malinterprete, pero estas derivas de sentido son, con frecuencia, espacios creativos.
Los artistas que participan en Traducir en acción: dibujo en proceso, pertenecen a un amplio rango de prácticas, generaciones e investigaciones. Galia Eibenschutz, Daniela Libertad, Jasmin Schaitl y William “Bilwa” Costa, coinciden en un trabajo desde el cuerpo y hacen un planteamiento semántico del dibujo; su campo de acción, en este caso, se comprende en el trabajo de sitio específico por lo que la referencia a la historia, la arquitectura, el espacio y la temporalidad comprendida en Ex Teresa Arte Actual, son sustanciales en su discurso. Los proyectos de este núcleo se mueven en los lindes del arte en vivo y su investigación está respaldada por un cumulo de experimentación derivada de proyectos anteriores donde los artistas han explorado espacios y situaciones similares, a los que se suma los ensayos y aproximaciones al sitio, aquí la improvisación, la exploración y la adaptación intuitiva juegan un rol determinante.
Lorena Mal, Antonio Vega Macotela e Idaid Rodríguez y Emilio Hinojosa, coinciden en una práctica reflexiva, donde la investigación y la construcción de memoria son vitales para su obra. Estos campos de acción son variables y temáticos, investigaciones de largo alcance y con varias piezas como resultado de una misma investigación de archivo, o las entrevistas con testimonios o informantes clave, la consulta y colaboración con especialistas o expertos durante la investigación, la construcción de marcos teóricos para el encuadre y entendimiento de la investigación y producción artística. Puede tener afinidades con la investigación académica, pero la selección de metodologías y el aprovechamiento de los resultados, la relación entre los distintos cuerpos de conocimiento generados tiene aquí un propósito estético, como revivir otro tiempo, o rehacer una experiencia. El dibujo aquí es claramente una herramienta que diagrama vínculos; juega un rol importante en la visualización y entendimiento de ideas complejas o abstractas, en la reconstrucción de espacios o eventos, o la traducción de fenómenos físicos, o de relaciones entre sistemas, ya sea por medio de la modelización, la esquematización, la diagramación ,el mapeo, el plano o los apuntes descriptivos.
Daniel Godínez Nivón y Plan Acalli (Ehecatl Morales y Carlos Maravilla), trabajan con la invención del espacio público y la idea de comunidad. El mirar y el hacer se vuelven una acción que rodea la realidad, pero jamás puede asirla. Sus lecturas parten de la pluralidad y una colectividad participativa. En ambos casos, el arte es una herramienta al servicio de la autorepresentación de una comunidad ligada consuetudinariamente a un territorio, las prácticas artísticas reavivan, pueden aspirar a renovar los lazos comunitarios, en muchos casos sacudidos por las migraciones a la ciudad, o la crisis o el abandono de un ecosistema y/o economía tradicional. Los artistas mantienen algún tipo de filiación familiar, biográfica, con los grupos o comunidades, una relación afectiva que transforma el estudio o proyecto de investigación en proyecto vital con una cierta voluntad de cambio social, un cierto activismo -entendido aquí como empoderamiento de la comunidad- en el que se entremezcla el arte con actividades educativas, asambleas, reconstrucción de rituales y acciones festivas y reivindicativas. Muy especialmente, se practica el dibujo como herramienta para la reconstrucción y proyección de la imagen de un grupo humano, un territorio, unos lazos afectivos, o sus instituciones sociales.
La elección no es casual los tres intereses o aproximaciones: comunidad, archivo y arte en vivo forman parte de las líneas trazadas ya en el programa inicial del presente equipo curatorial de Ex Teresa, y estructuran en consecuencia las actividades de su programación.
Temporalidad y proceso
Una fuerte impronta de la muestra, es la dimensión temporal sobre la que está construida. Primero, habría que entender nuestra selección de proyectos de artistas en lugar de obras específicas; una aproximación que ya desde los años 60 se vislumbraba como una tendencia y en los años 90 tomaba fuerza en los discursos críticos e históricos del arte. En el caso de algunos de ellos, se trata de una exploración a lo largo de su carrera donde el dibujo y el espacio-tiempo son constantes y reiterados, sus obras se manifiestan como una construcción abierta donde es difícil reconocer un principio y un fin. En otros, se trata de investigaciones en curso, ensayos que muestran en esta ocasión, el resultado de una reflexión sobre su proceso de trabajo.
Idealmente, una práctica artística bajo la forma de proyecto de investigación enfatiza el proceso o la ejecución sobre el resultado. La investigación, en este caso, no es un mero trabajo previo o preparatorio de la obra, más bien las obras son ramificaciones, o concreciones del proyecto, que pueden presentarse con variantes o distintos cortes a lo largo de la misma. También el proyecto de investigación se predispone a su revisión crítica, a distintos modos de tutoría o acompañamiento, y a la producción de diálogo con terceros, con vistas a su modificación.
Es habitual que un proyecto de investigación desborde o no se sujete al formato de una sola exhibición, el proyecto íntegro queda acumulado en el archivo del artista y requerirá de una selección o curaduría en cada ocasión que se muestre. En este sentido, la exhibición es entendida como momento en el que externar el estado de la investigación y la producción del proyecto.
La temporalidad en Traducir en acción: dibujo en proceso, no termina aquí. La muestra 2015 en Ex Teresa Arte Actual, tiene una duración de sólo 12 días, algunos proyectos se presentarán como eventos puntuales y otros como un tono o línea continua de acción que atraviesa y sobrepasa la duración de la misma. En este último sentido, varias de las piezas comenzaron con meses de anticipación, algunas, como en el caso de Daniel Godínez Nivón, se han anunciado en la programación desde septiembre de 2015, así como también sucedió con Plan Acalli quienes comenzaron con la recuperación y secado de la barca el mes anterior a la muestra. Algunos eventos se activan, por lo tanto, con días de anticipación a la inauguración como sucede durante el arrastre de la barca desde Xochimilco hasta Ex Teresa, o con el traslado del reloj de La Castañeda al museo como parte esencial de la pieza de Idaid Rodríguez y Emilio Hinojosa. Otros proyectos marcan un instante, un tono o intensidad rítmica dentro de una composición, como la instalación/acción de Antonio Vega Macotela con el desgaste de una pieza de mármol en la Capilla de Ánimas o la acción diaria de Daniela Libertad acompañando a los puntos y líneas lumínicas de la Capilla de Santa Teresa.
Cada proyecto entonces es una sucesión de eventos, ritmos, espacios y discursos que se concatenan durante estos 12 días. En su despliegue, existe además una simultaneidad, en ocasiones sincronización, apelando a diversos niveles de lectura y de públicos. Otra dimensión de la temporalidad se expresa al mostrar los procesos de montaje de algunos proyectos. El trabajo museográfico y de producción, se devela al público como parte de los “procesos” que bañan el trabajo museal y curatorial.
Esto nos abre a la pregunta de si la inauguración y la clausura significan realmente el inicio o el término de algo. En efecto, no es así bajo los términos habituales de una exposición. En cambio, sí nos plantea la posibilidad de iniciar una práctica curatorial, programática y de diálogo con procesos artísticos, con proyectos e investigaciones que avanzan y conviven también con los propios cambios del museo. Cambios que recuperan su naturaleza experimental, temporal y de memoria. Volvemos a observarnos en el ahora o los muchos “ahora” como menciona Daniela Libertad, ahora más conscientes de nuestra historia y legado.