Sin ticket de retorno, sin área de descanso. Texto de Mario Ortega
21/06/2016El sujeto inteligible. De Plinio Villagrán Galindo
21/06/2016Infinito artificial de Fernando Maselli. Texto de Noelia Martín
Infinito artificial forma parte de una serie fotográfica que recrea a través de complejos montajes un espacio imaginario. Fernando Maselli fotografía diferentes cordilleras, como los Picos de Europa, Monte Patterno o las Dolomitas, así como glaciares que posteriormente une en composiciones complejas, devolviéndonos una naturaleza virgen y sublime con el objetivo, de que el espectador ante la belleza de lo que está viendo se plantee lo transcendental de la existencia. Para realizar este último proyecto partió de la lectura del libro de Edmund Burke Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello. La serie se completa con Diorama en la que utiliza maquetas recreando los espacios naturales en su taller y Anunciación en la que el elemento ya no es la abrupta naturaleza, sino el cielo buscando la espiritualidad de lo sublime. Concepto que da unión a la serie y que se convierte en el protagonista más allá de las imágenes.
Fernando Maselli es un fotógrafo argentino afincado en Madrid cuya obra actual se convierte en un trabajo de investigación sobre el concepto romántico de lo Sublime que desemboca en la belleza de los paisajes que recrea. Su obra es evocadora de movimientos, artistas y teorías ligadas a la estética en el arte. Ha realizado campañas fotográficas para Movistar o Mercedes Benz por la que ha recibido varios premios.
En Infinito artificial el autor relaciona términos y conceptualidad con imágenes. Imágenes que nos llevan a recrear los mundos imaginarios y “artificiales” pero cuya base es la realidad por estar tomados del natural. Esta idea de recreación y yuxtaposición me recuerda al Surrealismo en su vertiente onírica. Los artistas surrealistas para componer sus obras tomaban aquellos elementos que provenían del mundo de los sueños y los recreaban, los lienzos se convertían en una unión de ideas que podían no tener una continuidad pero que provenían de su consciente. El montaje fotográfico que Fernando Maselli aplica a sus imágenes actuaría como nuestros sueños que van enlazando conceptos, que traducimos en imágenes tomados de nuestra experiencia vivida pero interpretándolos a través del subconsciente.
Pero los paisajes artificiales de Maselli van más allá, para evocar y enlazar con lo Sublime de la naturaleza. Este término tiene su origen en la literatura, será el Pseudo Longino, un crítico griego, quien comience a escribir sobre este término identificándolo con la belleza extrema. Durante mucho tiempo será olvidado volviendo a renacer en el s. XVIII de la mano de la filosofía. Burke lo llevará a un desarrollo mayor al afirmar que se analizan términos como la belleza, lo sublime o lo pintoresco, donde lo sublime y la belleza se excluyen. Pero serán los pintores del Romanticismo los que mejor lo traduzcan en imágenes y comience así su plasmación artística. No solamente el movimiento romántico se ha ocupado de este término muchos han sido los artistas que se han servido de él para utilizarlo en su obra como el propio fotógrafo del cual nos ocupamos. Pero ¿qué es lo sublime? En ocasiones empleamos éste término para referirnos a algo excelso, maravilloso, asociándolo a elementos positivos, que nos agradan. Pero la palabra sublime también lleva implícita la idea de grandiosidad, majestuosidad, lo inabarcable, lo intangible o incluso la furia de la naturaleza virgen. Todas estas características se conjugan para definir aquello que va más allá de lo que simplemente es bello, y así lo definían todos los filósofos de todas las épocas. Viendo las fotografías de Maselli alcanzamos a adivinar lo sublime, quizá no sepamos abordar el término pero una imagen vale más que mil palabras y, ante las que nos presenta en Infinito artificial nos quedamos absortos, rondando sólo en nuestra cabeza la materialización de todos esos términos que confluyen en uno solo. Esa sensación la tenemos también ante un paisaje en el que la naturaleza sin retoques, ha creado una panorámica que escapa de los límites de la percepción pero que en su grandeza admiramos la grandiosidad de lo extremadamente bello. Una puesta de sol, la inmensidad del mar, el oleaje embravecido o la visión que podemos tener una vez escalada una montaña situándonos en una perspectiva que domine el terreno, eso es lo Sublime. El filósofo Emmanuel Kant decía que lo sublime tenía que ser grande, con pocos adornos, más bien tirando a austero. Infinito artificial cumple esas premisas. Fernando Maselli cuenta como tomó, como fuente de inspiración, las ideas de Burke, pero ¿realmente viendo sus imágenes podemos pensar que la belleza y lo sublime son categorías que se excluyen la una de la otra? Contemplando sus fotografías. por ejemplo el «Macizo de Brenta», evocamos a otros artistas como el alemán Caspar David Friedrich. Él también había tomado como motivo de inspiración los paisajes escarpados y montañosos, siguiendo la tradición de los pintores europeos que buscaban la inmensidad de la naturaleza en la que la presencia del hombre, en ocasiones implícita, nos hace recordar nuestra pequeñez y la soledad en la que nos sumimos frente a paisajes inmensos de belleza. Y es que lo sublime también lleva aparejado la posición del hombre frente al mundo, que Friedrich introdujo en sus obras a través del simbolismo de representar a los hombres frente a inabarcables paisajes. Ideas que de nuevo aparecen en la obra analizada.
Las cordilleras retocadas ante las que nos enfrentamos beben también de otras influencias, con evocaciones pictóricas de nuevo, a través de la fotografía pictorialista. Este movimiento surge en Europa a fines del S.XIX con el fin de legitimar la práctica fotográfica acercándola a la importancia que tenían las Artes mayores como a pintura y la escultura. Para conseguir el objetivo, comenzaron a utilizarse técnicas que “imitaban” o recordaban en su acabado la pintura. Desenfocaban imágenes, jugaban con las luces y las sombras buscando el claroscuro Barroco que creaba un efecto mágico y bello, potenciando el dramatismo, utilizaban filtros para crear imágenes difusas de contornos poco definidos y nítidos. Ansel Adams, a principios del S.XX, explotó esta tendencia en la toma de imágenes en blanco y negro, donde la protagonista era la naturaleza virgen, desprovista del componente humano, aunque su presencia quedaba evocada. Poco a poco se fue separando de la tendencia pictorialista adoptando el Straightphotography. Lo más destacado de su obra son los paisajes del Parque de Yosemite, que se han convertido en símbolos de América. Adams desarrolló el sistema de zonas, una técnica en la que la exposición fotográfica y los balances de grises jugaron un importante papel en la visualización final de la obra a la que imprimía mayor luminosidad en las zonas más oscuras, compensando el exceso o defecto de luz. Son obras de gran contraste que le acercan al pictorialismo y con una gran profundidad de campo devolviéndonos imágenes sublimes con gran cantidad de detalles. Las fotografías de Maselli me recuerdan todos estos elementos: los contrastes, la luminosidad o la falta de nitidez de los fondos, la sobre exposición en Fitz Roy. Combina los valores en la búsqueda de lo pictórico sobre todo en la idea de los elementos más estéticos acercándose a la obra de Adams en la fuerza de la que dota a la naturaleza. Ambos buscan expresar un idea estético que rompe los límites tanto de la fotografía como de la pintura y que ante su contemplación hace que nos estremezcamos, quedando sus imágenes como símbolos perpetuos.
Contemplar Infinito artificial es bucear en el tiempo a través de lo Sublime, evocar los paisajes infinitos de belleza desmesurada, acercarnos a los pioneros de la fotografía en blanco y negro que veían como Fernando Maselli la grandeza de lo divino, recordarnos lo subjetivo del romanticismo, interrogarnos sobre nuestra posición en la tierra y disfrutar de la personalidad que el artista imprime en todas y cada una de sus obras.
Mira el #Dossier completo de Infinito artificial de Fernando Maselli
Noelia Martín (Valladolid- España 1975)
Licenciada en Historia del Arte y con un Máster en Gestión del Patrimonio Cultural, trabajo como Educadora de Museos y dedico mi tiempo libre a escribir sobre exposiciones y también sobre artistas y obras. Soy una principiante pero me gustaría poder desarrollar la Crítica Artística en colaboraciones con revistas o plataformas. Desarrollo este interés a través de un blog en el que vierto mis ideas sobre el Arte: http://lamanzanadeladiscordiarte.blogspot.com.es/
|