Esa Vara. Modernidad y emplazamiento – MADC Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica

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Esa Vara. Modernidad y emplazamiento – MADC Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica

Esa Vara. Modernidad y emplazamiento  – MADC Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica – del 26 de abril al 26 de mayo de 2012 – San José de Costa Rica.

 

Varas arriba, varas al Lago, se dice en Managua. Y si San José da sus direcciones en metros al Sur o al Este, todo el mundo sabe que los puntos cardinales son aproximados y cien metros (que antes fueron cien varas) se cuentan de esquina a esquina, aunque algunas calles nos tomen muchos más pasos que otras. En varas cuadradas, y menos laxas, se venden bienes raíces en Guatemala, Honduras y El Salvador. Pero si no hubiese sido desde el principio una medida más bien oscilante, tal vez la antigua unidad de longitud española no funcionara en Centroamérica, donde la vara parece más ajustada a lugares y usos que a precisiones milimétricas.

Esa vara, basada en una lectura de la colección Virginia Pérez-Ratton, sugiere emplazar la idea de modernidad en contextos y tiempos específicos. Aquí la noción de emplazamiento toma distancia de una política de identidad como raíz y tiene que ver con lo que se sitúa en un contexto, aunque venga de otro. No se trata -o no sólo- de abordar un modelo de modernidad europeo o gringo en Centroamérica, sino de qué modo ese proyecto se ubicó en unas ciudades -o unos pocos barrios- y para unos sectores, mientras permanece ausente en otros. La puesta en marcha de un ideal moderno arrastraba marcas de segregación social que han devenido cada vez más extremas. De algún modo, emplazar la modernidad (y la colonialidad que le es inseparable, como ha insistido Walter Mignolo) sería a la vez darle lugar y pedirle cuentas.

Una pregunta abre y atraviesa la exposición: Where are you?, como en la obra de Liliana Porter donde un pliegue -que podría ser infranqueable o infraleve- separa dos figuras que habitan un mismo plano. ¿Dónde estás?, preguntamos para dar una dirección en San José, según desde dónde venga la persona y en relación a una referencia local: tal cantina, tal pulpería, tal esquina. Con 400 Norte del Kiosco del Morazán, Carlos Capelán señala algunas contradicciones del urbanismo y el arte modernos en su afán de abstracción y no representación, al inscribir la narratividad de las direcciones josefinas en los márgenes de la trama pictórica. Pero aquella pregunta podría activar otros sentidos ante la Piedra para tomar decisiones de Priscilla Monge o el graffiti I love you que registra Anri Sala en la periferia de una ciudad. O bien convocar nociones de frontera y territorio, como en Provisional, en la que Christine Mackey traza una cartografía poética de Centroamérica, y Acta de canje, donde Manuela Ribadeneira enreda textos en discordia como los “acuerdos” entre Costa Rica y Nicaragua sobre el río San Juan.

Contables es el título de un dibujo de Johanna Calle sobre páginas de contabilidad en las que parece haber colapsado la cuadrícula. Y a partir de esa imagen se agrieta también una expectativa de horizonte común o lenguaje universal, que cuestionan algunas prácticas en sus “desvíos de la medida”: los niveles incrustados en las Remesa Republic de Adán Vallecillo; los relojes disfuncionales, Estudios del fracaso medidos en tiempo y espacio, de Ángel Poyón; la fotografía 80 mm, f 5.6, 1/30 sec. (Juan), de Luis González Palma. O en la idea de una marcha hacia el futuro que Moisés Barrios pone en duda en piezas como Ruinas del progreso, en torno a muelles y puertos del Pacífico guatemalteco. O en ese otro símbolo de progreso que significó el ferrocarril y al que vuelve Habacuc en un registro de lugares y habitantes descarrilados del recorrido del tren o de la historia. Acaso esa crítica del potencial utópico de la modernidad deviene aun más radical cuando interviene la idea de revolución, como en el proyecto nicaragüense Auras de guerra, de Ernesto Salmerón. Si la noción de “contables” remite a todo aquello que la modernidad intenta medir, nos gustaría ponerla en relación también a quienes cuentan (o deberían contar) en su proyecto democrático.

La presentación en el MADC incluye casi cuarenta piezas de la colección Virginia Pérez-Ratton – TEOR/éTica, así como intervenciones de Errol Barrantes, Sila Chanto, Paz Fábrega, Oscar Figueroa, Edgar León y varios textos que funcionan como interpelación de las obras, la muestra y la colección misma. Si “esa vara” puede significar cualquier cosa en Costa Rica, la exposición hace un guiño al habla coloquial a la vez que intenta abrir preguntas precisas: ¿qué significa conformar y crear contexto para una colección como ésta en San José? ¿Qué narraciones pueden suscitar estas imágenes? ¿Cuál puede ser la productividad de esas obras y de la colección para pensar un lugar? Y sobre todo, dejémonos de varas, ¿cómo hacemos ese lugar habitable?

Tamara Díaz Bringas Marzo 2012

Más información en la página de MADC

 

Equipo CirculoA
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Equipo editorial y de investigación de CÍRCULO A Información de Arte Contemporáneo en Iberoamérica

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