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15/06/2016Cholombianos en el Museo de la ciudad de México. Por Rocío Cárdenas
“ Y desde Monterrey ¡pura cumbia colombiana!
para todo el mundo
lira emociona y suena
sinthia agua ritmos lleba
edna como gira y vuela
mientras a ke se menea
a ke se menea”
Letra “cumbia sobre el río”
La exposición de los Cholombianos que se presenta en el Museo de la Ciudad de México es un merecido homenaje: un retrato congelado en el tiempo de uno de los movimientos que mayor resonancia ha tenido en el mundo de la contracultura. La muestra representó a nuestro país en el año dual México-UK (Reino Unido) en la galería RichMix de Londres, así como en el Ex Convento del Carmen dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2015.
Los Cholombianos o Los Colombia son un grupo juvenil de la ciudad de Monterrey que se ha diferenciado por más de 3 décadas al generar un espacio urbano en resistencia desde la visualidad, la moda, la música y el grafiti en la ciudad de las montañas. La curaduría fue realizada por la diseñadora de modas británica Amanda Watkins quien descubrió por casualidad su presencia en el lecho del Río Santa Catarina durante el año de 2010 durante una visita al mercado del Puente del papa, espacio de compra y venta de mercancía de todo tipo de comerciantes en pequeño y ambulantes. Lugar extinto del escenario local debido a la violencia ejercida por el crimen organizado en los espacios públicos primero a través de amenazas a los comerciantes, cobros de piso, asesinatos de los lideres y comerciantes, robos a los clientes y finalmente levantones a plena luz del día.
En este peculiar mercado ambulante cada fin de semana los visitantes se daban cita para comprar viniles, ropa vintage, muebles, herramientas, objetos de colección y fayuca. Ambiente festivo lleno de polvo y calor a rabiar durante los veranos regiomontanos acompañados por caguamas frías y tepaches; Watkins conoció a los Cholombianos mostrando sus vestimentas en todo su esplendor, retándose unos a otros a bailar a través de coreografías tribales, mientras los bafles (bocinas) de grandes dimensiones instaladas en sus camionetas pompeaban música tropical, vallenato y cumbias rebajas a todo volumen. Sorprendida por sus insólitas indumentarias, sus bailes y sus códigos se dio a la tarea de preguntarse qué era lo que buscaban al vestirse de esa manera y conocer las formas en que habían sobrevivido al estigma de estar en el punto cero de la escala de valores regiomontanos. Esos que impulsan a los jóvenes a ser exitosos, trabajadores y entregar su vida a la laboriosidad empresarial. En realidad poco tardo en descubrir que los Cholombianos no tienen un lugar en la escala social, son considerados personajes detestables, estigmatizados por sus tatuajes, su forma de vestir, su forma de hablar y de escribir mezcla de palabras en inglés, frases coloquiales colombianas como: paisa, parsa, verraco y español (escrito fonéticamente y sin reglas de ortografía).
La diseñadora británica propone una curaduría basada en la observación etnográfica través de la realización de una bitácora desde la cual documenta la relación de sus propuestas visuales, su interpretación de la moda, costumbres y hábitos de comportamiento. Fotografías, videos, dibujos, mapas de ubicación e intercambios con la cultura musical colombiana, documentales y grafiti. Además de una amplia sección dedicada a la indumentaria: camisas, pantalones, escapularios, gorras. Recreando no solo su ambiente urbano sino su historia ligada al origen de los sonideros colombianos .
La primera parte de la exposición presenta a Los Cholombianos como subcultura mediante videos y proyecciones. La investigación esta apoyada por entrevistas, documentos y textos realizados por un grupo interdisciplinario de musicólogos, sociólogos y urbanistas. Además de recrear un sonidero colombiano mostrando discos originales y sus portadas. Exhibiendo las cajas, las consolas diseñadas de manera única y la memorabilia de los primeros sonideros colombianos.
sonidero Dueñez
La música es el inicio de esta cultura en resistencia. El sonido paisa, lo despreciado por ser de barriadas y de jodidos, llegó a un lugar donde encontró a nuevos pares, quienes descubrieron en la resonancia del huiro y del acordeón una expresión que se ligó con sus formas de vida desde los barrios más aguerridos de la ciudad.
memorabilia
Moda y diferencia
Las fotografías de esta exposición muestran a diferentes grupos de jóvenes varones ataviados con pantalones, bermudas y faldas extra holgadas, con imágenes de San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe bordadas sobre sus prendas, haciendo señas con las manos, colgando de sus cuellos enormes escapularios bordados con los colores de la bandera de Colombia. Gorras bordadas con nombres alusivos a sus grupos favoritos y estoperoles, así como peinados engomados y súper estilizados en algunas ocasiones rapados, con coletas y flecos principalmente en los varones. Sin olvidar sus camisetas floreadas estilo hawaiano.
indumentaria
Usan escapularios al cuello (reliquias apócrifas) en los cuales no se leen oraciones a la virgen o a los santos, sino los nombres de la pandilla o clika a la que pertenecen. Se los colocan al acudir a los bailes distinguiéndose entre la multitud, con la finalidad de que los animadores los identifiquen y por el sonido local los complazcan con las canciones de sus grupos favoritos y los saluden.
escapulario
Las chicas Colombia se visten de manera muy femenina con mini shorts y pequeños tops que combinan en diferentes colores.
“La moda de los colombianos de Monterrey es particular, única, legitima y bastarda. Es muy punk y al mismo tiempo tiene una influencia tropical”.
DJ Toy Selectah (ex integrante de Control Machete)
Los Cholombianos son los punks regios. Su visibilidad se ha manifestado desde su indumentaria la cual han ido conformando mediante la apropiación y adecuaciones locales avaladas por sus necesidades. Poseen influencias de los cholos californianos y texanos. Cejas depiladas, tatuajes, cortes de cabello entre otros elementos que culminan en un imagen pulcra y estilizada. Su llegada a Monterrey es diversa y no esta relacionada con un evento aislado sino con una serie de intercambios con diferentes agentes.
“No tenían un medio y lo tuvieron que inventar. No tenían un look y lo crearon con litros de gel y horas de trabajo dedicadas a cada meticuloso escapulario. No imitaron a nadie porque no tenían a quien imitar y crearon su fascinante mundo desde cero”.
Esteban Cárdenas, especialista en cultura urbana.
Con cambios notorios a su forma de vestir los Cholombianos de los ochenta usaban pantalones de mezclilla entubados al cuerpo y camisetas de franela a cuadros. Incorporaron las gorras de beisbol y hacia los noventa las personalizaban aplicándoles estoperoles, diseños variados y grafiti.
Las pandillas Cholombianas tuvieron durante esta década un notorio crecimiento hacia otros barrios periféricos de la zona metropolitana expandiendo su influencia y sus luchas por territorio. Sus formas de bailar son libres, no tienen una norma y no se trata de ninguna manera de bailes de salón. Bailan en círculo y tienen una secuencia tribal caracterizada por agresiones a otros grupos o bandas. Fue hacia finales de esta década que el gobierno empezó a notarlos y canalizaron sus intereses organizando bailes, retas de acordeón y ofreciéndoles esporádicamente becas a los jóvenes para que siguieran sus estudios. Actualmente los Cholombianos son parte de la geografía en resistencia de la ciudad y aunque la estigmatización continua sus formas de manifestación visual y de moda son parte de su alegría de vivir y de encontrar en su humilde origen, formas de sobrellevar una vida sin procesos reales de inclusión, dentro de una sociedad profundamente conservadora.
La exposición de Los Cholombianos es un gran ejemplo de apertura de miradas sobre un fenómeno que podría considerarse únicamente social o de jóvenes marginados. Ante la dominación narrativa del discurso empresarial en la capital de Nuevo León y su exclusión de las políticas de representación Amanda Watkins realiza un trabajo inteligente y variado ensanchando la mirada sobre ellos para poder ofrecer al espectador un amplio espectro no solo de su presencia en la ciudad de Monterrey, sino de su originalidad y sus diálogos contraculturales que trascienden lo local.
a orillas del Canal Santa Lucia Riverside
Esta exposición se pregunta la evolución contemporánea del grupo contracultural de Los Cholombianos ofreciéndonos una suerte de mirada desmoralizada y sin ánimo de dar lecciones de comportamiento frente a ellos. Tomándolos en cuenta como un grupo social y como resistencia cultural que además tienen una moda característica.
La exposición cumple su objetivo logrando comunicar la alegría de vivir de estos jóvenes al escuchar sus grupos favoritos que van desde Sonido Dueñez, Celso Piña, Carlos Vives, Combo Colombia hasta su papel como participantes y víctimas dentro de los recientes acontecimientos violentos en la ciudad de Monterrey, que los hizo replegarse ante las amenazas que como colectivo sufrieron por parte de la doble violencia que viven: la violencia social de exclusión del estado y las extorsiones por parte de los carteles al no unirse a ellos.
Amanda Watkins
Es una diseñadora de moda de Inglaterra. Tiene una maestría en Diseño de Moda por el Royal College of Art. Ha sido profesora de moda en la UDEM Universidad de Monterrey. Sus colecciones han aparecido en revistas como “Elle” Japón, “Commons and Sense” (Japón).
La exposición Cholombianos se basa en el libro del mismo nombre, que publicó la Editorial Trilce en 2013, el cual a su vez esta basado en el trabajo de seguimiento que la diseñadora inglesa Amanda Watkins realizó a manera de bitácora visual en torno a los colombianos una subcultura de jóvenes regiomontanos durante cuatro años.
Si quiere conocer más sobre la influencia de Colombia en Monterrey puede ver
Regio-Colombia (documental sobre la Colombia de Monterrey)
Realizado por Ana Barcenas
Texto: Rocío Cárdenas